Cyril ha capturado la imaginación de la audiencia -y el corazón de las admiradoras- con especiales de TV y shows en vivo aquí y en Estados Unidos. El ilusionista combina una sensación de estilo con un toque exótico. Pero son sus ilusiones que te dejan con la boca abierta, esas que hace tanto en la calle como en un teatro para miles de personas, las que han causado que muchas personas alrededor del mundo se golpeen la frente del asombro. 

Con un repertorio que incluye “sleight of hand”, acrobacia y disfraces, junto con su habilidad para trabajar en las esquinas, teatros y hasta en un especial de TV en Nepal, Cyril tiene uno de los actos de magia más versátiles. “Me gusta estimular la mente de las personas partiendo de cosas que el público ya conoce” dice aludiendo al hecho de que siempre prefiere usar goma de mascar, comida y dinero para sus trucos. 

Para remarcar este punto, Cyril toma una moneda de su bolsillo y la hace desaparecer ante nuestros ojos. 

Sin embargo, recientemente, se ha apartado de la magia “de impacto” para optar por un trabajo mas teatral. Esto se debe, en parte, al cansancio de crear docenas de trucos callejeros para llenar el espacio de los nueve especiales de TV que ha tenido los últimos 3 años. Los shows más preparados alimentan la necesidad del ilusionista de dar un espectáculo con un bagaje más narrativo. “No quiero engañar más a la gente, la quiero sorprender”, dice el mago. 

La magia de ha madurado al ritmo del propio ilusionista. Nacido en 1973 en Los Angeles, hijo de madre franco-marroquí y padre de Okinawa, Cyril Takayama tuvo una niñez conflictiva. Un reciente artículo con su perfil, (“The Magazine for Magicians”) cuenta que fue expulsado del colegio a los 15 años y el año siguiente, mientras viajaba a visitar a sus abuelos en Okinawa, se bajó del avión en una parada que hizo en Tokio, y nunca volvió a subir. Deambulaba por las calles de Shinjuku, y a veces tenía tan poco dinero que tenía que comer una sola vez al día. 

Se interesó por primera vez a los 6 años, afortunadamente pudo apoyarse en una constante en su juventud: la magia. La primera vez que se enganchó con el ilusionismo tenía 6 años, cuando unos amigos de sus padres lo llevaron a ver un show en vivo en Las Vegas. A partir de entonces aprendió en forma autodidacta, afilando sus habilidades con una práctica constante y mirando videos de magos famosos. A los 12 ingresó al programa joven del prestigioso Castillo Mágico en Hollywood y su entusiasmo persistió incluso después que sus padres, preocupados por sus problemas de conducta, le quitaron su apoyo. 

“Fui golpeado y frenado por cerca de seis meses”, contó en una entrevista de 2004. “Pero la magia en mí era tan fuerte que volví a ella”.Después de épocas duras como mago callejero en Tokio, el esmero de Cyril comenzó a dar resultados. En 1991, fue galardonado con un premio por la Federación Internacional de Sociedades Mágicas, el cuerpo gobernante en la magia internacional, y en 2001 él y un socio ganaron el Premio del León de Oro en el seminario mágico mundial de Siegfried and Roy en Las Vegas.
 
La carrera de Cyril fue fomentada en parte por un resurgimiento en el interés de la magia en la última década, especialmente en Estados Unidos. El origen de este boom puede encontrarse, tal vez, en el espectacular desempeño de David Blaine, quien varias veces se ha visto comparado con la magia de Cyril, y en el show de TV “Magic´s secrets Revealed” en el cual una persona encapuchada devela los trucos escondidos en las grandes ilusiones. Aunque el programa fue repudiado por la mayoría de los artistas, Cyril tuvo un punto de vista un poco diferente: “Este programa hizo dos cosas” dijo Cyril, “por un lado perjudicó y dañó a los magos, a los magos promedio, claro, y por otro logró forzar a la magia a elevar sus estándares para mantener su poder”. Los secretos se volvieron tan populares que hicieron que las cadenas de televisión se avalancen sobre los magos y los trucos ocultos. “La magia fue un arte que se supo mantener protegido por siglos. Ahora todo es dinero, eso realmente es una pena”. 

A pesar de todo, Cyril se mantiene optimista al respecto. “Cuando era niño, no podía conseguir información sobre magia, y la poca información que encontraba era aburrida. No habían fuentes de información y la magia era inaccesible.” Ahora, dice, los kits de magia se consiguen en todos lados, y cualquiera con una conexión a internet puede tener toda la información que quiera sobre el tema.
Lo mismo se puede decir de sus amigos en Magic X Live, un grupo norteamericano de diez “Merlines modernos” que practican una suerte de guerrilla del ilusionismo. “La X es por generación X. Somos un grupo de hechiceros y magos,” dice Cyril del grupo, que incluye a su amigo Enrico de la Vega, quien le ayudó a Cyril a desarrollar su show televisivo japonés. “Estamos todos ocupados trabajando alrededor del mundo, pero cuando nos juntamos, improvisamos como músicos”. 

Teniendo en cuenta el éxito de Cyril en Japón, es una sorpresa saber que con sus shows de setiembre en el espacioso Tokyo International Forum será la primera vez que Cyril actuará ante una platea que ha comprado sus entradas, ya que siempre ha actuado gratis o para su show de televisión. Lo que se viene es un tour por Aichi y Nagoya bajo el nombre de “Magic Revolution: The Xperience” que repasará los ya famosos trucos de televisión y actos de reciente creación que según el mismo mago dice “será una parte de mí que nadie ha conocido todavía”. 

Cuando le preguntamos sobre la causa de la gran admiración y el amor incondicional de su público, el mago tiene una respuesta ya armada: “La magia crea una energía, una unión y una relación entre seres humanos, ni siquiera hace falta hablar el mismo lenguaje. Algunas personas se me acercan y preguntan ¿Puedo hacer magia yo también? y siempre les digo que por supuesto, la magia está en el interior de todos nosotros.” 

Algunos de los mejores trucos de Cyril: 

La carta en la ventana: Cyril realiza este acto que ya es su firma personal en casi todos lados, incluso en embarcaciones con el fondo de cristal. Un espectador elige una carta al azar y tras barajar el mazo de cartas, Cyril arroja el mazo entero contra el cristal quedando adherida la carta elegida… del otro lado del cristal! 

Hamburguesas sacadas del menú: Cyril se para frente a un local de comidas rápidas tratando de ver qué ordena, y luego directamente “mete” su mano en el menú y saca las hamburguesas para morderlas y ponerlas de nuevo en su lugar donde se puede ver la foto que estaba antes intacta faltándole un mordisco. 

Bungee Jump Samurai: Quizá el truco más dramático de Cyril. Sobre una cuerda colocada a 52 metros por encima de una plataforma en un hotel de Las Vegas, se larga en bungee con una espada samurai sobre la piscina que tiene un mazo de cartas flotando en el centro y logra ensartar la carta firmada previamente por un miembro del público.